En todo lugar donde los cultos de origen -no de desarrollo- africano se hubieran instalado, se han producido (y aún producen) resistencias, originada más que nada por los prejuicios. Estos prejuicios pueden ser separados en conceptos, por si el paciente lector quiere investigarlos por sí mismo:
a) Religión del esclavo, no del amo. Recordamos y no exentos de indignación, palabras de un conocido jesuita en un programa televisivo: “si los negros hubieran sido tan poderosos, ¿por qué habrían de permitir ser capturados, vendidos y trasladados?”.... Todo dicho. Este buen milite christi vomita su puro racismo defendiendo su propia fe omitiendo el hecho que los primeros cristianos fueron perseguidos y diezmados hasta que tuvieron el buen tino de asociarse al poder, instalándose por secula seculorum. El primitivo cristianismo fue una religión de esclavos romanos, no de los amos, que habían adoptado la religión de los griegos sincretizándola con la de los etruscos y latinos oscos primero y luego importando de sus territorios conquistados cuanta divinidad pudie CONTRlBUCIÓN AL ESTUDIO DE ESHU
-El principio dinámico de la vida, guardián de los límites, comunicador.
Autor: Bàbálórisà Milton Acosta Òséfúnmise ser cultuada en Roma para garantizar la supervivencia del imperio. Recién en 323 el Edicto de Milán eleva la religión de los esclavos a la categoría de religión de los amos y, obviamente pone en entredicho la vieja religión, pasando a perseguir a sus adherentes. Esta amorosa y caritativa práctica de conducir al Reino de Dios, ¿no le provoca al lector ninguna asociación?.
b) Religión de negros. El color negro siempre fue connotado como malévolo por excelencia. Siempre se lo opuso al blanco, color diurno, solar, paternal, creador, benéfico. El negro recalca la noche, lunar, materna, fermental, peligrosa en la medida en que la femineidad es misteriosa. Históricamente los sudaneses de piel negra contribuyeron a fijar los cánones de la religión egipcia a partir de la dinastía XVIII. Las cortes faraónicas cultuaban a sus enéadas divinas en santuarios nubios y lógicamente transculturaban sus respectivas creencias originales. El negro, color de la tierra fértil donde se desenvuelve el misterio de la vida ligada a la semilla sólo se advierte funesto cuando las nuevas sectas patriarcales adquieren predominancia sobre los sistemas tradicionales de culto padre/madre divinos.
c) Satanismo. Toda religión, absolutamente toda, tiende a centralizar el bien supremo en sí misma y el mal en las que compiten con ella. Pongamos por ejemplo: ¿Qué es una herejía? o ¿qué es una secta?. Herejía es una opinión acerca de un dogma - estatuto - que se aparta del cuerpo oficial de creencias. Secta es un desgajarse de personas, seccionadas de un grupo mayoritario por no opinar de la misma forma acerca de un determinado tema dogmático. Los herejes y sectarios por ser minorías han sido consecuentemente atacados, perseguidos y hasta destruídos por los grupos de poder. Hereje fue considerado Galileo Galilei, por afirmar que la Tierra giraba en torno al Sol y no viceversa, que era la posición oficial que interpretaba un pasaje de la Biblia en el cual Josué ordena al Sol detenerse para ganar una guerra. El concepto era que si Josué paró el tránsito del Sol era porque éste giraba, no la Tierra que aparentemente está siempre en su lugar. Sectas son las que se separaron por diferencias mínimas o máximas de las creencias que les dieron origen y reclaman para sí la totalidad de la verdad declarando sin más falsa la causa de su origen.
Pues bien, a medida que un grupo se va escindiendo o se aferra a las tradiciones va estableciendo una diferenciación tal que conlleva a acusarse mutuamente de falsedad o maldad. Qué a menudo la expresión “quien no está conmigo está en contra de mí” produce devastaciones inmensas por intolerancia de todo nivel. La Iglesia Católica, a medida que iba ganando terreno, fue decretando de satánico a todo uso que no ajustara exactamente con su cuerpo oficial de creencias. Pero advierta el lector, que no nació tal como es hoy, por el contrario, concilio tras concilio, sínodo tras sínodo, tuvo que ir depurando su ortodoxia (es decir, “el camino correcto”), censurando y aceptando alternativamente diversas opiniones, tomando lo que era viable y desechando lo contradictorio. Obviamente, aquello que iba quedando fuera, era, sin más trámite, “trabajo de Satanás”. Pero ¿qué o quién es Satanás? . Nos dicen los teólogos que era un ángel, asaz poderoso, que arrastró consigo un enorme contingente de seres espirituales, oponiéndose a Dios. Y esa oposición perdura hasta hoy. Para el judaísmo, Satán es “el tentador”, quien pone a prueba la fe del hombre, pero ni con eso tan opuesto a Dios al punto que en el Libro de Job, ambos de excelente buen humor apuestan por el justo Job, ganando, lógicamente Dios, por ser mayor y porque en definitiva siendo quien creó a los ángeles, hasta los caídos le deben obediencia. Sin embargo esta figura casi humorística de Satanás, presentándose al Padre como para traerle novedades del mundo, terminó siendo el chivo expiatorio de todos los miedos, frustraciones, imágenes arquetípicas y aberraciones que se pudieron encontrar. Los dioses griegos y romanos, demonios de Satanás. Los herejes, demonios de Satanás. Los disidentes, demonios de Satanás. Y cuidado con quienes celebraran las estaciones o continuaran los rituales de fertilidad o amorosos, porque seguramente eran secuaces del demonio, y destruíbles.
a) Religión del esclavo, no del amo. Recordamos y no exentos de indignación, palabras de un conocido jesuita en un programa televisivo: “si los negros hubieran sido tan poderosos, ¿por qué habrían de permitir ser capturados, vendidos y trasladados?”.... Todo dicho. Este buen milite christi vomita su puro racismo defendiendo su propia fe omitiendo el hecho que los primeros cristianos fueron perseguidos y diezmados hasta que tuvieron el buen tino de asociarse al poder, instalándose por secula seculorum. El primitivo cristianismo fue una religión de esclavos romanos, no de los amos, que habían adoptado la religión de los griegos sincretizándola con la de los etruscos y latinos oscos primero y luego importando de sus territorios conquistados cuanta divinidad pudie CONTRlBUCIÓN AL ESTUDIO DE ESHU
-El principio dinámico de la vida, guardián de los límites, comunicador.
Autor: Bàbálórisà Milton Acosta Òséfúnmise ser cultuada en Roma para garantizar la supervivencia del imperio. Recién en 323 el Edicto de Milán eleva la religión de los esclavos a la categoría de religión de los amos y, obviamente pone en entredicho la vieja religión, pasando a perseguir a sus adherentes. Esta amorosa y caritativa práctica de conducir al Reino de Dios, ¿no le provoca al lector ninguna asociación?.
b) Religión de negros. El color negro siempre fue connotado como malévolo por excelencia. Siempre se lo opuso al blanco, color diurno, solar, paternal, creador, benéfico. El negro recalca la noche, lunar, materna, fermental, peligrosa en la medida en que la femineidad es misteriosa. Históricamente los sudaneses de piel negra contribuyeron a fijar los cánones de la religión egipcia a partir de la dinastía XVIII. Las cortes faraónicas cultuaban a sus enéadas divinas en santuarios nubios y lógicamente transculturaban sus respectivas creencias originales. El negro, color de la tierra fértil donde se desenvuelve el misterio de la vida ligada a la semilla sólo se advierte funesto cuando las nuevas sectas patriarcales adquieren predominancia sobre los sistemas tradicionales de culto padre/madre divinos.
c) Satanismo. Toda religión, absolutamente toda, tiende a centralizar el bien supremo en sí misma y el mal en las que compiten con ella. Pongamos por ejemplo: ¿Qué es una herejía? o ¿qué es una secta?. Herejía es una opinión acerca de un dogma - estatuto - que se aparta del cuerpo oficial de creencias. Secta es un desgajarse de personas, seccionadas de un grupo mayoritario por no opinar de la misma forma acerca de un determinado tema dogmático. Los herejes y sectarios por ser minorías han sido consecuentemente atacados, perseguidos y hasta destruídos por los grupos de poder. Hereje fue considerado Galileo Galilei, por afirmar que la Tierra giraba en torno al Sol y no viceversa, que era la posición oficial que interpretaba un pasaje de la Biblia en el cual Josué ordena al Sol detenerse para ganar una guerra. El concepto era que si Josué paró el tránsito del Sol era porque éste giraba, no la Tierra que aparentemente está siempre en su lugar. Sectas son las que se separaron por diferencias mínimas o máximas de las creencias que les dieron origen y reclaman para sí la totalidad de la verdad declarando sin más falsa la causa de su origen.
Pues bien, a medida que un grupo se va escindiendo o se aferra a las tradiciones va estableciendo una diferenciación tal que conlleva a acusarse mutuamente de falsedad o maldad. Qué a menudo la expresión “quien no está conmigo está en contra de mí” produce devastaciones inmensas por intolerancia de todo nivel. La Iglesia Católica, a medida que iba ganando terreno, fue decretando de satánico a todo uso que no ajustara exactamente con su cuerpo oficial de creencias. Pero advierta el lector, que no nació tal como es hoy, por el contrario, concilio tras concilio, sínodo tras sínodo, tuvo que ir depurando su ortodoxia (es decir, “el camino correcto”), censurando y aceptando alternativamente diversas opiniones, tomando lo que era viable y desechando lo contradictorio. Obviamente, aquello que iba quedando fuera, era, sin más trámite, “trabajo de Satanás”. Pero ¿qué o quién es Satanás? . Nos dicen los teólogos que era un ángel, asaz poderoso, que arrastró consigo un enorme contingente de seres espirituales, oponiéndose a Dios. Y esa oposición perdura hasta hoy. Para el judaísmo, Satán es “el tentador”, quien pone a prueba la fe del hombre, pero ni con eso tan opuesto a Dios al punto que en el Libro de Job, ambos de excelente buen humor apuestan por el justo Job, ganando, lógicamente Dios, por ser mayor y porque en definitiva siendo quien creó a los ángeles, hasta los caídos le deben obediencia. Sin embargo esta figura casi humorística de Satanás, presentándose al Padre como para traerle novedades del mundo, terminó siendo el chivo expiatorio de todos los miedos, frustraciones, imágenes arquetípicas y aberraciones que se pudieron encontrar. Los dioses griegos y romanos, demonios de Satanás. Los herejes, demonios de Satanás. Los disidentes, demonios de Satanás. Y cuidado con quienes celebraran las estaciones o continuaran los rituales de fertilidad o amorosos, porque seguramente eran secuaces del demonio, y destruíbles.
A estas alturas el lector ya habrá tomado conciencia de lo que sucedía en las plantaciones americanas cuando sonaba el tambor por la noche -ya que de día el personal esclavo estaba trabajando- seguramente estaban invocando a sus demonios, esos extraños demonios de color negro que vivían en todas partes, que recibían escudillas con comida debajo de los árboles o en los cruces de senderos o en las orillas de los ríos. Y válgame San Pedro de Alcântara, ¿no desapareció ayer mismo un chivo del corral de iaiâ?. Seguro que están llamado al “demo”, al “tiñoso”, al “perro”, al “renegado”, al “rabudo”, al “pie-hendido”, al “gato negro”, etcétera, etcétera. Ni cortos ni perezosos, los africanos aprovecharon el temor servido en bandeja de plata, al menos ese temor les daba un respiro de libertad dentro de su infortunada condición. Pues sí, no vale la pena intentar abrir mentes cerradas que no quieren ser abiertas. Súmese a todo esto el arquetipo de Eshu, que sí estaba claro en los que conocían el fundamento: travieso como un “moleque”, gustador del desborde y los excesos -justamente para dimensionarlos controlándolos- fecundo, multiplicador, fálico, imprevisible, tramposo, sobornable… Afirmamos, sin ningún género de dudas, que fue a propósito identificado con el Diablo por los esclavos y erradamente por los amos, en un juego de poder en el que el débil se hizo fuerte, pero subsiste el prejuicio, avalado por intereses comunes y por el folklore de identificar al demonio con Eshu.
d) Marginalidad. Este prejuicio es a nuestra consideración el más pesado e infamante. Se acusa de marginalidad al pueblo, o más exactamente a una parte de él. Las creencias afrobrasileñas en general y en particular son absoluta y categóricamente las menos marginalizantes y sí totalizadoras, flexibles y heteróclitas de cuantas el lector pudo haberse informado o conocido. Su respeto indeclinable por todo cuanto es propio del ser humano como elemento central de la Naturaleza les proporciona un campo de acción dinámico y esclarecedor al mismo tiempo. Las religiones afrobrasileñas no marginan ni son propias de marginales, si por marginales se entiende a personas diferentes a uno mismo. Diferentes como puede ser un árbol de otro en un bosque, y todos son árboles; o diferentes como una corvina, un lenguado, un tiburón y un carasio, y todos son peces. Diferentes como una rosa, una achira o una glicina, y todas son flores o una pera, una sandía y un níspero, y todos son frutas.
No sabemos y nunca sabremos emitir juicios de ese cariz, como que tal es marginal y cual es fina gente. Ambos son seres humanos, con virtudes y defectos y puede que a nivel de coincidencias en historias de vida estemos a quilómetros. Pero ¿marginal?. Marginal e indecente es lo que ofende al bien común, lo que voluntariamente destruye en vez de construir, marginal es separar en buenos o malos según premisas establecidas por apariencias sin tener en cuenta qué es lo que une en lugar de qué es lo que separa. ¿Dónde iban a prosperar estos cultos sino en las periferias de las ciudades, procurando espacio abierto para no molestar al vecindario con los toques de celebración, con lugar suficiente para criar animales necesarios para homenajear a sus divinidades; para vivir la religiosidad natural en todo su esplendor?. No podemos ni podremos nunca jamás determinar los valores intrínsecos de un sacerdote o sacerdotisa porque resida en el Centro de la ciudad o en Las Torres; o porque su opción de vida -sagrada, personal, inobjetable- esté o no en concordancia con nuestras opciones.
Las creencias no son marginales, y esta acusación hay que refutarla desmarginalizando cada actitud religiosa en cuanto sea posible. Si su Eshu reina en una encrucijada, hágale allí su festejo, arme su mesa con orgullo, porque usted como Él, es libre de hecho y de derecho. Siéntase feliz de tener a su lado un Eshu o una Pombogira, no importa si su achó es cortado por el modista top o lo cortó y cosió con sus propias manos, si en su mesa hay candelabros finos o simples platitos de barro; si usted es conocido o desconocido en el ambiente religioso; si tiene o no tiene casa abierta; si es hetero o gay. Sí importa su devoción, su respeto a lo que hace, su deseo de ser total y definitivamente un buen religioso: abierto, optimizable, amistoso, deseoso de ser cada vez mejor ser humano y sacerdote, celoso guardián de lo mucho o poco que aprendió, positivo, centrado, feliz de dar testimonio en usted mismo, lo que usted recibió de sus entidades y jefes espirituales.
Abra su corazón sin agredir, usted no va a golpear puertas para convencer a nadie que tiene la verdad. Sabemos que la encontró. Valore su verdad. Y muchas verdades pueden contra muchas mentiras. Fíjese que si enciende la radio por la noche y escucha atentamente, va a encontrar un montón de gente que no sabe más que de un solo libro -y lo lee pasando por alto las partes que no le convienen- atacando sin piedad cristiana lo que usted y nosotros creemos. No vamos a inflamarnos de santa ira y arrojar bombas de alquitrán al frente de los templos de estos predicadores. Vamos simplemente a mostrar que para nosotros la Vida, así con mayúscula, es la experiencia más maravillosa que nuestra fe nos proporciona. Levante su bandera y siga. Deje que el tiempo decida mientras su propio milagro lo ilumina.
Fragmento extraído del libro:
CONTRlBUCIÓN AL ESTUDIO DE ESHU
El principio dinámico de la vida, guardián de los límites, comunicador.
Autor: Bàbálórisà Milton Acosta Òséfúnmi
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